“Una buena foto es la que te da una bofetada”


Por Valentina Godoy y Camila Molina

Yo, Héctor González de Cunco, entiendo que mi único currículo válido es la foto que acabo de hacer”.Así comienza el currículo de Héctor González, fotógrafo de 60 años, y discípulo alguna vez del famoso Bob Borowicz. Nos cuenta sus inicios, formación y vocación como fotógrafo, y cómo ve él la fotografía actual y los cambios a los que ha estado sometida. Esta es la historia de un viajero con ojo fino, un retratador de la historia en blanco y negro.

Entrevista a Héctor González

Nos encontramos con él en el metro Bellas Artes, para según nosotras, llevarlo a pasear por el parque forestal. Sin embargo, para nuestra sorpresa, nos pregunta:

- “¿Vamos a tomarnos unas cervezas?, no se puede hablar de Fotografía sin cerveza pues”.

Acto seguido, nos dirigimos a su bar preferido, ubicado en plena alameda al lado del Cine Arte alameda. Camino al bar, fue inevitable darnos cuenta de cuanta gente lo saludaba al pasar, luego supimos que vivió por ahí un tiempo.

Llegamos al bar y las meseras también lo reconocen, pide el “pitcher de siempre” y comenzamos a conversar.

1. ¿Cómo te iniciaste en la fotografía?

A mi pueblo Cunco, llegaron unos libros sobre el Readears Digest, en dónde vi una fotografía que me impactó. Se llama “Salida de Luna, Hernández, Nuevo México” del estadounidense Ansel Adams. Desde ahí supe que quería dedicarme a la fotografía. Entonces, un día en misa el curita preguntó a todos, “¿Hay alguien que quiera aprender sobre fotografía?”. No alcanzó ni siquiera a decir “foto…” y yo ya tenía la mano levantada. Entonces con el cura empezamos a trabajarle a la BBC, “Bodas, Bautizos, Comuniones”. Ahí me iba muy bien, hasta incluso terminé sacando fotos de partidos de futbol de Temuco para el Diario local. Fue ahí cuando me hice mi platita, y me fui a estudiar a Santiago. Ahí mientras estudiaba algo nada que ver (licenciatura en matemáticas) empecé haciendo fotografías en Dicap (Discoteca del Cantar Popular) de los ensayos y las carátulas para grupos de renombre como Quilapayún, Inti Illimani, los hermanos Parra o Víctor Jara. Recuerdo cómo me temblaba la cámara.



2. ¿Cómo ha sido tu formación como fotógrafo?


No existía formación académica en mis tiempos, sólo había cursos con Bob Borowicz, aparte de eso no había nada más. Ahora hay escuelas de fotografía, pero son sólo un negocio más. Nuestra generación vive apasionadamente la fotografía, mi formación ha sido autodidacta.

3. ¿Recuerdas un momento en especial cuando comenzaste en la fotografía?

Recuerdo la primera vez que usaron una foto mía para portada del diario local. Esa noche no dormí, en la mañana llegué donde sacaban los diarios, y vi mi foto en la portada. Eso no se paga con dinero, no sé para qué sirve, no sirve para pagar el arriendo, ni la cerveza, pero es divertido. Yo hacía fotos porque me parecía bonita la aventura y eso de dejar historia en un soporte de papel. Imagínate cuanto romanticismo había en poder hacer fotos de bodas, bautizos o comuniones. De hecho ahora recién vengo a valorar eso porque son un retrato de la época, de cómo se vestía la gente, cómo se peinaba, cómo era la arquitectura, cómo se ritualizaban las cosas, etc.

4. Para el golpe de estado tu ya eras fotógrafo ¿Cómo viviste la dictadura?

Cuando fotografiaba en plena Dictadura me daba cuenta que era un momento histórico. Esto comenzó a tener mucho más sentido cuando me tomaron preso. Como ya sabían que sacaba fotos en Dicap me tenían identificado. Ahí un milico me pregunta con qué ojo miraba para hacer la foto, yo le respondí y me apagó un cigarro ahí para dejarme ciego, luego me sacaron los dientes.

5. ¿Qué tan importante son las redes sociales cibernéticas (Facebook) en la fotografía?


Contando la vida en imágenes, siento que había aprobación de los demás, que tus fotos servían para algo. Sentir que las imágenes son temas de conversación, en Francia pasé por un par de agencias potentes, yo hacía mis fotos y ellos me las distribuían. A los fotógrafos Internet nos ha dado la posibilidad de acercarnos a más temas, a mi me encanta cuando veo mis fotos en las fotos de perfil de la gente, o personas que nunca he visto en la vida que me comentan las fotos. Ahora me resulta rarísimo que haya gente hasta de Etiopía comentando mis fotos.

6. ¿Cuáles son tus proyectos?

Junto a mi amigo gringo, Scott Graham, hemos estado yendo a zonas rurales a hacer cursos de poesía y fotografía. Muchas de mis fotos han surgido de hacer talleres con los alumnos en zonas rurales, mostrarles fotos y pedirles que ellos las hagan también, para luego imprimirles sus fotos en papel y mostrárselas al resto de la clase.
Nuestro proyecto actual es fotografiar a los mapuches en santiago, presentamos este proyecto al FONDART, para ponerle cara a la realidad de alrededor de 600.000 mapuches que viven en la capital.

7. ¿Cómo crees que se encuentra el nivel de la fotografía en Chile?

El nivel de la fotografía en Chile ha bajado. Ahora, en las escuelas de fotografía están sacando fotógrafos como sopaipillas que venden en las esquina, y no veo los resultados. Aquí en Chile no existe una cultura fotográfica, no existe una proyección. Para eso hay que crear audiencia, y eso se crea con fotos, no se crea siendo farandulero como Jordi Castell. Porque a ver, ¿Acaso ustedes han visto una sola foto de Jordi Castell? Ahora ser fotógrafo es como ser alguien especial… es por eso que yo me autodenomino “Fotero”. Para hacer buenas fotos hay que desprejuiciarse frente al tema. Creo que la fotografía sigue siendo una entelequia, no es algo aterrizado, como cuando hay una iconografía instalada, y la gente empieza a hacer fotografía con menos pretensiones, como lo que ocurre con la moda. Hay una mitificación de los foteros, hay buenos foteros, aunque también hay una cosa que me molesta, que es eso de creerse artista. Casi todos los que estudian fotografía ahora tienen las cámaras más caras que les compró el papito y andan de “artishtash” por la vida. Muy pocos fotógrafos de mi generación se dedicaron a estudiar el oficio, era un ramo mirado de menos al lado de la pintura por ejemplo.

8. ¿Cómo ves la digitalización de la fotografía?


En el año
73’ estuve trabajando en una revista que se llamaba RAMONA, nos entregaban un carrete al día, entonces nos decían “Economiza”, con ese carrete teníamos que ir a la rueda de prensa, al partido del futbol, al concierto, a la pelea de boxeo y hacer fotos de entrevista. Después de todas esas fotos, en la revista nos preguntaban ‘y ¿para cuántas fotos te queda?’. Ahora no se acaba, no hay tope para sacar fotos. Aunque yo sigo creyendo en la nobleza artesanal del soporte en papel en una emulsión sobre plata, no es mi única opción.

9. ¿Por qué haces tus fotos en blanco y negro?

Las cámaras de ahora tienen 30 o 40 funciones, yo sigo usando tres o cuatro. En mi cámara está seleccionada la opción ‘blanco y negro’, yo las hago así, no es que después en el computador las arregle. Pero por supuesto hago fotos a color cuando la prostitución me obliga, cuando me piden fotos para revistas o carátulas de disco a color.

10.¿Una foto buena debe tener…?

Yo creo que una foto buena es una que te da una bofetada, que te hace sentir. Mira, yo no creo que exista la foto de prensa, ni la de moda, ni la artística. Yo creo que existen dos tipos de fotos solamente, las buenas y las malas, no hay otro tipo. Existe la que te llega y la que no. Si la foto no se sostiene sola, simplemente no vale nada.

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